* Sobre los altos de Sinaloa municipio, el próximo gobernador del estado, sigue su rumbo sin distraerse.
Mañana de domingo y los ejidatarios y agricultores de la sindicatura de Genaro Estrada se han congregado en las instalaciones del módulo de riego de la comunidad.
No me leas nada, le dice Mario Zamora al encargado de darle la bienvenida. Mejor dime lo que piensas, lo que sientes.
Ahí Heberto Valenzuela pega un brinco de la silla y levanta la mano. Tiene una petición. Mario Zamora le ofrece el micrófono. Heberto quiere ayuda para arreglar un tramo de camino saca-cosecha. Se necesita ya, dice.
Vamos a hablarnos de frente, le comenta Mario Zamora. Ahorita vengo como candidato. No voy a prometer nada que no pueda cumplir. Necesito ganar para arreglar caminos saca-cosechas. Ayúdenos con los votos, ayúdenos a ganar.
Heberto compromete su palabra con el candidato de la coalición Va por Sinaloa. El productor no se va con las manos vacías; Zamora tampoco porque ha ganado un voto más.
Don Ramón está a dos sillas de Heberto. Mario Zamora lo conoce de tiempo atrás. Ramón solicitó dos créditos cuando Mario Zamora fue director de la Financiera Rural, que benefició con 8 mil millones de pesos a productores, comerciantes y pequeños empresarios sinaloenses.
“¿Te pedimos mochada?”, le pregunta al ejidatario. “No señor”, responde el hombre del campo.
Mario Zamora sale de Genaro Estrada, esa comunidad fundada un 27 de junio de 1979 por familias que invadieron el predio de Santa Rosa en Ahome.
LAS MUJERES
La campaña va hacia la cabecera municipal, en Sinaloa de Leyva. Puro pa’delante. Decenas de mujeres esperan a Mario Zamora.
El evento de las mujeres se cuece aparte. Cuando anuncian a Mario Zamora ellas arman un festejo. Bailan, cantan, gritan. Se mueven, saltan.
Mario Zamora recorre las filas y va saludando. A su paso se encuentra con Fernanda, una niña de 9 años. Zamora le pregunta qué quiere ser de grande. “Gobernadora”, dice la niña.
Más adelante Mario Zamora saluda a Sally, de 8 años. El próximo gobernador de Sinaloa le pregunta lo mismo. “Diputada federal”, responde.
“Ustedes las mujeres son mi apuesta”, señala Mario Zamora.
EL MALECÓN
Luego el candidato del PRI, PAN y PRD se traslada al malecón de Sinaloa de Leyva. Allá lo esperan más amigos, más gente sumada a su proyecto de gobierno. Son 200, 300, 500. Puro pa’delante.
Terminada la comida, Mario Zamora recorre negocios y convive con familias. A trote va y viene… a trote por el malecón, por las riberas del Río Sinaloa.
A las 17:30 horas Mario Zamora va al arco de bienvenida de Sinaloa de Leyva. Desde ahí encabeza una rodada con decenas de ciclistas para reunirse con deportistas en la unidad “Saúl Rubio”, donde lo reciben con batucada y gritos de ¡Mario!, ¡Mario!, ¡Mario!
Hay niños, niñas, jóvenes y adultos que practican distintas disciplinas deportivas.
Mario Zamora conoce esta tierra. De niño venía aquí con su tío Luis Rojo. Dormía en un catre y por las noches veía las estrellas.
Cuando termina el día 15 de su campaña, Mario Zamora vuelve a ver esas estrellas que muchos años antes lo asombraron. El próximo gobernador de Sinaloa va puro pa’delante. Las estrellas de Sinaloa de Leyva le acompañan.
Y el cierre del día le tocó a Estación Naranjo, allá lo esperaban amigos que tienen cosas en común con Mario, la fuerza y la energía que se requiere para destacar en la vida, la misma fuerza y energía a las que el próximo gobernador del estado le sumará la capacidad, la experiencia, las ganas y la pasión para lograr que los próximos seis años le vaya mejor a Sinaloa.